Algo se mueve en Brasil

por Antonio Giménez Merino

 

 

En Brasil, diversas organizaciones policiales componen un verdadero paraestado cuyas puntas más violentas son la Policía Militar y los llamados “escuadrones de la muerte”, tristemente famosos por sus tropelías dentro de los “aglomerados” o barrios de favelas que forman parte del paisaje urbano de las grandes ciudades del país.

La violencia policial-militar tiene en Brasil un carácter estructural, que se ha intensificado en los últimos años de crecimiento económico del país con la presión urbanística en las grandes ciudades promovida por el sector de la construcción. Los “aglomerados”, inmensos barrios de favelas, son objeto de un acecho constante por parte del Batallón de Operaciones Policiales Especiales, la Tropa de Choque y la Fuerza Nacional, sin que esta aplicación constante y sangrienta de la fuerza tenga una gran repercusión mediática, al ser percibida por la opinión pública como un mal endémico del país.

El espectador brasileño está acostumbrado a presenciar la violencia contra el pobre, pero no manifestaciones masivas de fuerza aplicada contra la clase media.

Este hecho está relacionado con un dato sociológico importante: la población que se ha rebelado en Brasil, a pesar de tener un carácter heterogéneo (destacan las movilizaciones de las periferias pobres de la mayoría de las capitales brasileñas, sobre todo São Paulo, Belo Horizonte y Rio de Janeiro, que han desplazado la protesta de los tradicionales centros urbanos hacia la periferia y que han provocado el miedo y consiguiente reacción racista de los sectores conservadores de Brasil), tiene también un numeroso componente joven, despolitizado y familiarizado con las nuevas tecnologías.

Las protestas espontáneas de este estilo suponen un importante impulso democratizador y comportan la policitación de la población joven, pero también un beneficio gratuito para la derecha que trata de derribar las tímidas políticas redistributivas y conservacionistas llevadas a cabo con grandes dificultades por el PT. La derecha social brasileña, fuerte, organizada y con presencia en el propio gobierno (donde destacan miembros de las sectas evangélicas claves para la estabilidad del gobierno), está rentabilizando las protestas para aumentar el creciente descrédito del gobierno Rousseff, en clara caída de popularidad por los graves casos de corrupción que han afectado al partido y, relacionado con esto, por los dispendios enormes en obras que nada tienen que ver con los déficits estructurales del país. Pragmáticamente hablando, un cambio de gobierno que dejara a éste en manos de la derecha (con un programa económico basado en un sistema impositivo regresivo y en favorecer la entrada de más capital extranjero, y con postulados sociales igualmente regresivos) sería en estos momentos demoledor para Brasil y para el cono sur de América. Importantes iniciativas sociales en curso, como el programa Minha casa, minha vida, que ha sido capaz de dar vivienda a una gran cantidad de familias de renta baja, serían con toda seguridad canceladas. Y las políticas de resistencia al neoliberalismo más feroz en esa región del planeta se verían seriamente debilitadas.

En tanto no emerja una alternativa política sólida a las políticas neoliberales o reformistas, el robustecimiento del nuevo impulso democratizador en Brasil, como en España, pasa por capitalizarlo en torno a las luchas sociales preexistentes por las cuestiones más acuciantes para las vidas cotidianas de la mayoría: la vivienda, la sanidad, la salud, los transportes, el medio ambiente, la distribución de la riqueza, etc.

“Diez años después del Caracazo, el Gran Sacudón, daba a luz a la República Bolivariana

El Gran Sacudón

 

por Daniel Sazbón

 

El 27 de febrero de 1989, Carlos Andrés Pérez lanzó su plan, al que llamó “Gran Viraje”. Apertura de la economía, devaluación de la moneda, elevación de tarifas, liberación de precios, la receta era la misma para toda la región. Sin embargo, la respuesta popular fue uno de los levantamientos más importantes de la historia reciente de América Latina: el Caracazo. A casi 30 años de aquel Gran Sacudón, una lectura sobre esos años y sobre las consecuencias políticas que tamaña rebelión tuvo en la política de la región.

caracazo

El año es 1989; el escenario, una nación sudamericana sacudida por una crónica crisis económica, una deuda externa que ahorca las arcas estatales, y una situación social explosiva. Acaba de triunfar con holgura en elecciones presidenciales un carismático candidato, con la promesa de recuperar esplendores perdidos. Las esperanzas depositadas en su figura iban de la mano con la trayectoria de su partido, que en el rígido esquema vigente en su país desde mitad de siglo, debía representar a los trabajadores sindicalizados. Sorpresivamente, a pocos días de asumir el cargo, el flamante gobernante le comunica a la azorada población que la gravedad de la crisis lo obligaba a tomar medidas drásticas, anunciando políticas económicas de corte claramente neoliberal.

Previsiblemente, el impacto de las medidas pegó de lleno en los sectores más pobres. Un violento estallido popular tuvo lugar en la ciudad capital; la ola de protestas callejeras y saqueos a comercios fue reprimida con saña, ahogándo la revuelta en sangre. Unos diez años después de estos acontecimientos, el entero sistema de partidos entraría en una profunda crisis, abriendo el camino para la aparición de una figura hasta entonces relativamente desconocida. Este nuevo líder redefiniría las coordenadas políticas del país y terminaría construyendo un liderazgo que aún hoy, luego de más de una década de gobierno, continúa vigente, a pesar de la desaparición física de su fundador.

El relato, mirado con ojos australes, resuena con ecos familiares. Pero esta historia no transcurre en el Cono Sur, sino en el trópico. El carismático candidato es Carlos Andrés Pérez (CAP), que asumió la presidencia de Venezuela a principios de febrero, rodeado de figuras como Fidel Castro, Gabriel García Márquez, el sandinista Daniel Ortega y el presidente de la Internacional Socialista, Willy Brandt. No era de extrañar, dado su pasado nacionalista (15 años atrás, en su primer presidencia, CAP había nacionalizado las industrias del hierro y el petróleo) y su encendida retórica: en su campaña había comparado las políticas del FMI con los efectos de la bomba neutrónica, que “sólo-mata-gente”. Pero apenas asumió, CAP lanzó su “Gran Viraje”, un programa de ajuste inspirado, como tantos en la región, en las recetas del FMI: apertura de la economía, devaluación de la moneda, elevación de tarifas, liberaciónde precios. Sus efectos inmediatos fueron el encarecimiento del costo de vida, el desabastecimiento de productos básicos y un explosivo aumento de las tarifas de transporte.

La respuesta fue inmediata. Días después de lanzado el plan, el lunes 27 de febrero de 1989, estalló el levantamiento popular más importante de Venezuela, y uno de los más importantes de la historia de América latina: el Caracazo, “el Gran Sacudón”; cinco días de protestas y saqueos que conmovieron al país. La chispa fueron los reclamos de trabajadores y estudiantes, afectados por el aumento del transporte (que llegó a triplicar su valor), pero el incendio llegó con los moradores de los cerros, el cinturón de ranchos precarios que rodea desde lo alto el valle de Caracas. Los enfrentamientos no tardaron en replicarse en otras ciudades del país. Desbordado, CAP decretó el estado de sitio, implantó un toque de queda y militarizó la ciudad: entraron en escena el ejército y la guardia nacional, aplicando la ley marcial contra saqueadores y manifestantes. La represión fue sangrienta, su entera magnitud se desconoce; disparos a mansalva y ejecuciones sumarias al abrigo de la noche produjeron un número de muertes que va desde los casi 300 oficialmente reconocidos a los más de dos mil que denuncian entidades no gubernamentales.

“Mataron al catire Acosta, al catire Acosta Carlez / quien lo mató no imagina lo que vendrá en adelante / ni la fuerza que ahora palpita dentro de la tierra madre…”. Es Hugo Chávez quien dedicó estos versos a la memoria de su compadre Felipe Acosta Carlez, muerto en el Caracazo. Chávez supo ver que con este “reventón” estallaba todo un sistema político. Desde la caída de la dictadura de Pérez Jiménez en 1958, se había consolidado en Venezuela la “Cuarta República”; su documento fundacional, el Pacto de Punto Fijo, fijaba la alternancia en política (el bipartidismo entre el partido de CAP, el socialdemócrata AD, ligado a los sindicatos; y el COPEI, socialcristiano y pro-empresario) y la continuidad en la economía, basada en la moderada distribución de la renta petrolera por el Estado. En 1992, el propio Chávez protagonizó un levantamiento militar contra Pérez, cuyo fracaso, famosamente, relativizaría ante las cámaras de televisión: los objetivos del levantamiento, declaró, no se han cumplido “por ahora”. Al año siguiente, CAP debía dejar la presidencia, removido por corrupción. Pero Chávez todavía tendría que esperar hasta 1998, cuando con su Movimiento V República llegó a la presidencia, venciendo al candidato que apoyaban conjuntamente los dos partidos tradicionales. Diez años después del Caracazo, el Gran Sacudón daba a luz a la República Bolivariana.

“Nada deberás temer, mientras el bosque de Birnam no se levante hasta Dunsinane”, le auguraron las brujas a Macbeth, entre truenos y relámpagos. Durante 40 años el sistema político venezolano vivió tan confiado en su futuro como el rey de Escocia, y sus manos terminaron más manchadas de sangre que las del matador de Duncan y Banquo. Pero un día bajaron los cerros; Birnam subió a Dunsinane, y la tempestad fue imparable. “La tormenta de los pueblos se desató por las calles. / No quedaba nada en pie desde Petare hasta el Valle / Caracas tenía sed y la sed era de sangre…”.

 

 

Masacre de Iguala. “No vamos a parar hasta que aparezcan nuestros hijos”

Nuevas pruebas demostrarían la total omisión del Ejército

 

Miles de personas marchan el 26 de diciembre de 2014 para repudiar la desaparición de los 43 estudiantes Efe

Miles de personas marchan el 26 de diciembre de 2014 para repudiar la desaparición de los 43 estudiantes Efe

 

La involucración o no del Ejército en la desaparición de los 43 estudiantes de Iguala sigue siendo la gran disputa entre los familiares de las víctimas, que sostienen que los jóvenes fueron llevados a los cuarteles y los tienen allí retenidos, y la Fiscalía, que afirmó tras su investigación que “no hay ningún indicio ni dato de que el Ejército haya estado involucrado en los hechos”.

Sin embargo, partes de novedades, mensajes y bitácoras del Batallón 27 de Infantería de Iguala de la noche de los hechos, que desvela de nuevo este miércoles el periódico ‘Milenio’, contradicen esa versión y vuelven a incidir, como ya lo hicieran informes judiciales, en que los soldados estuvieron al tanto de toda la masacre y que, en caso de confirmarse, hubo al menos una participación directa del Ejército por omisión. Hay, de hecho, una cronológica explicación de lo que va ocurriendo a lo largo de la noche y la madrugada.

Según el rotativo, en el mensaje 22632 del 26 de septiembre, marcado como urgente, referido como llegada de normalistas, se informaba “a la superioridad”, en el inciso G, apartado C, que: “Sobre la carretera Iguala-Chilpancingo, frente al Palacio de Justicia, (soldados o testigos, no queda claro) ubicaron otro autobús, el cual fue detenido por dos patrullas de la policía municipal, los cuales, con palabras altisonantes, les mencionaron a los estudiantes que descendieran del autobús”. Luego, en el apartado D, el mensaje dice que: “Aproximadamente a las 22:30 horas, llegaron al lugar tres patrullas más, a bordo de las cuales bajaron policías vestidos de negro, encapuchados, los cuales les dijeron a los estudiantes que se bajaran, por lo que los estudiantes les mencionaron que tenían compañeros heridos, sin especificar de qué tipo. Aproximadamente a las 22:35 horas, los policías que llegaron trataron de bajar a los estudiantes del autobús”. Firma, “respetuosamente”, el comandante del 27 Batallón de Infantería, quien se comunicaba con la Comandancia de la 35 Zona Militar, con sede en Chilpancingo.

Las bitácoras también confirman que el Ejército estuvo al tanto de todo lo que ocurría “minuto a minuto”. Se detalla una llamada del comandante del batallón, José Rodríguez Pérez, al ahora prófugo jefe de la Policía de Iguala, Felipe Flores, en la que le preguntaba telefónicamente por lo que ocurría en las calles. “Manifestó, con una actitud de reserva y tratando de minimizar los hechos, que su personal se encontraba establecido en los filtros que se ubican en las salidas de esta ciudad; que no tenían ningún carro detenido, y que no se habían suscitado disparos de armas de fuego”, se lee en el mensaje “urgente” 22632.

Los soldados establecieron contacto con las víctimas

Además, según todos los despachos que revela ‘Milenio’, la Policía Estatal se negó a intervenir. “A las 22:00 horas se estableció comunicación con el C. José Adame Bautista, coordinador operativo de la policía estatal en la zona norte, mencionando que personal de su corporación no asistiría a prestar apoyo a la policía municipal de esta ciudad a menos que recibiera órdenes de sus superiores”. Toda esa información que iba recibiendo el Ejército entraba por propios desplazamientos de los soldados que iban teniendo contacto visual e incluso personal con las víctimas. Algo que la Fiscalía niega o no da importancia para el desenlace de los hechos.

También hay despachos de soldados durante la madrugada que confirman que la comandancia del batallón estaba al tanto de la gravedad del suceso: Mensaje 22634. Urgente: “Permítome informar a esa Superioridad (Comandancia de la 35 Zona Militar) que se obtuvo información de que ingresaron tres personas heridas por arma de fuego al Hospital General, al parecer estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, como a continuación se indica: A.- (Nombre tachado del estudiante) presenta una herida por proyectil de arma de fuego en el brazo derecho. B.- (Nombre tachado del estudiante) presenta una herida de proyectil de arma de fuego en una mano, habiéndosele amputado 4 o 5 dedos. C.- Una persona del sexo masculino en calidad de desconocido, quien presenta una herida de proyectil de arma de fuego en la cabeza”. Esa última persona a la que se refiere el despacho es el estudiante Aldo Gutiérrez Solano, en cuya cabecera de la cama hospitalaria se leía: Ruptura de cráneo por proyectil de arma de fuego. Hoy sigue en coma, con el 65% del cerebro sin actividad.

Más contundente aún de esa relación entre militares y los chicos agredidos son los siguientes despachos en los que además queda patente la denuncia de los estudiantes a los soldados de lo ocurrido y los culpables. Mensaje 22636 de la madrugada del 27 de septiembre, catalogado como urgente, entre una unidad de Fuerza de Reacción enviado a su comandante y éste al comandante de la 35 zona militar: “En el hospital Cristina fueron localizadas 25 personas, entre ellas una que presenta una herida en el labio superior en forma de sedal, producida por un proyectil de arma de fuego. Las personas localizadas mencionaron ser estudiantes de la normal de Ayotzinapa que habían sido agredidos con armas de fuego por policías municipales cuando se transportaban a bordo de dos autobuses; y que los dos cuerpos que se encuentran tirados (muertos) en el cruce de la calle Álvarez con Periférico Norte son sus compañeros”.

En el mensaje 22639, sellado también como urgente, se detalla el final del segundo encuentro y el tercer y último contacto de soldados con estudiantes: “A.- Los 25 estudiantes localizados en el interior del Hospital Cristina agradecieron al capitán segundo de Infantería el apoyo brindado, manifestándole que se retirarían y que ellos por sus propios medios le brindarían la atención médica a su compañero herido. “B.- Arribaron al lugar de los hechos donde fallecieron dos normalistas (a unos metros de la clínica) los siguientes periodistas (…). “C.- (A las 03:00 horas llegaron varios de los estudiantes que habían estado en el Hospital Cristina) En el lugar, el dirigente estudiantil (nombre tachado) dio una entrevista en la que mencionó que los culpables de lo sucedido fueron las autoridades, ya que no recibieron el apoyo que solicitaron”.

Es el padre del único estudiante de Iguala cuyos restos han sido reconocidos regresa a la lucha para buscar a su hijo

El padre no ha recibido aún ninguna notificación de defunción ni los restos de su vástago

‘No me los dan porque no los tienen. Está vivo’, declara Ezequiel a EL MUNDO

 

Estudiantes de varias universidades se solidarizan en México con los 43 desaparecidos Efe

Estudiantes de varias universidades se solidarizan en México con los 43 desaparecidos Efe

por Javier Brandoli

“Nadie de la Fiscalía ni del Gobierno se ha dirigido a mí ni me ha entregado los restos de mi hijo. Eso me hace tener más fe de que mi hijo sigue vivo. Me reincorporo a la lucha de nuevo”, anuncia con tono pausado a EL MUNDO Ezequiel Mora, el padre del único de los 43 estudiantes desaparecidos que los forenses dijeron reconocer entre los restos calcinados del basurero de Cocula. “Tengo la esperanza de volver a ver a mi hijo con vida”.

Han pasado ya dos meses y medio desde que los forenses anunciaran que se habían identificado los retos de Alexander Mora, un joven de 21 años huérfano de madre, y nadie le ha entregado a la familia un certificado de defunción ni los restos de su familiar para que al menos pueda ser enterrado. “No me los entregan porque no los tienen”, afirma.

De alguna manera, Alexander está en un limbo legal, y su familia sufriendo este vaivén de comunicados y desmentidos constantes. “Me enteré de la muerte de mi hijo por una ONG y por los forenses argentinos; nadie del Gobierno se ha molestado nunca en comunicarme nada”. Ezequiel no cree en nadie, no ha recibido un pésame oficial en persona de nadie, pero la realidad es que tampoco lo permitiría. “No he recibido ninguna ayuda económica ni tampoco la aceptaría. La vida de nuestros hijos no tiene precio”, dice.

La esperanza de Ezequiel de volver a ver con vida a su hijo choca sin embargo con la realidad de los informes científicos. “El informe de los forenses argentinos sobre los restos de Alexander es real. Lo que los forenses argentinos dijeron es que ellos no vieron sacar los restos del basurero de Cocula, se los encontraron ya en una mesa, y qué no saben de dónde salieron. El Gobierno nos quiere hacer creer que allí los incineraron a todos y eso es incierto”, dice a EL MUNDO Felipe de la Cruz, portavoz de las familias. “Los chicos siguen vivos, los tienen ellos”.

La investigación, cinco meses después de la desaparición de los jóvenes, sigue abierta y los restos de Alexander son de hecho hasta ahora la única prueba de un crimen anunciado al que le faltan las otras 42 pruebas del delito. No es el único grave olvido de este caso en el que las posturas son ya tan encontradas que se ha roto toda comunicación y las víctimas sólo apuestan por la vía internacional. “Aquí nadie nos va a solucionar nada. Salen informaciones que implican al Ejército, que dicen que los informes forenses no son reales, pero da igual porque son ellos (el Estado) los culpables. La única salida es pedir el amparo internacional y ya lo estamos haciendo”, explica De la Cruz. Los familiares han recurrido a la ONU y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Incluso una reciente visita de parlamentarios europeos expresó serias dudas de cómo se estaba llevando el proceso y sus garantías.

El papel de los medios mexicanos

En este sentido, Ezequiel tiene también una visión parecida que salpica hasta a los medios de comunicación de México. “No volveré a hablar con medios mexicanos que vienen acá a hacer entrevistas de televisión y luego no las emiten o las manipulan. A partir de ahora sólo hablamos con medios internacionales”. La verdad es que son muchos los medios nacionales que están informando y denunciando constantemente irregularidades del caso Iguala. El periódico ‘Milenio’ sale este jueves con otra exclusiva en la que afirma que dos días después de la desaparición de los estudiantes, según datos de la Fiscalía de Guerrero que obran en su poder, se permitió a padres y organizaciones de derechos humanos entrar en el cuartel del Ejército de Iguala a buscar a sus hijos. Esta es la gran teoría de la conspiración, la de la implicación o no del Ejército en el suceso.

Por su parte, el periódico ‘Universal’ da un completo reportaje de la situación de miseria en la que han quedado los huérfanos de Ayotzinapa. Cinco hijos de los estudiantes desaparecidos que viven en condiciones muy precarias y sin ayudas. Todos, como Ezequiel, víctimas directas también de esta tragedia. Las propias familias de origen humilde, en estos cinco meses de manifestaciones constantes en diversos puntos de México y luchas legales, están sufriendo un deterioro económico fuerte. “Las ayudas y donativos de algunas personas que nos dan víveres nos están permitiendo continuar. No vamos a parar hasta que aparezcan nuestros hijos”, anuncia De la Cruz.

La Fiscalía, mientras, sigue sin responder a las peticiones de aclaración de este periódico y se limita a defender el detallado informe que presentó y calificó como “verdad histórica”. Una verdad que tenía de nuevo el miércoles contestación en las calles del DF con la novena marcha multitudinaria que no cree en su verdad ni en su historia.

“Charlie Hebdo”, crimen de estado

 

por Leandro Albani

Hace unos pocos días el mundo se enteró de una noticia que volvió a despertar el miedo, ésta vez suscitado por un atentado “terrorista” en Francia.
A esta altura, catalogar la matanza perpetrada contra los 12 periodistas del medio “Charlie Hebdo” de otra cosa que no sea “terrorismo”, implicaría minimizar los hechos.

Sin embargo, que se le adjudique tal significado sin apuntar el dedo a quienes son los más grandes sicarios del mundo, puede derivar en una imagen positiva de los mismos, que aplaque una verdadera reflexión sobre lo que debe ser considerado “terrorismo”.

Hecha la ley hecha la trampa

Según la Real Academia Española, el terrorismo es una “Actuación criminal de bandas organizadas que reiteradamente pretende crear alarma social con fines políticos.”

Para la fuente europea, el Estado, como aparato político, no tiene nada que ver con el terrorismo.

Terrorismo no serían consideradas las desapariciones que tienen lugar a diario en México, no lo son las muertes por desnutrición en los países de los cuales los poderosos extraen sus ganancias, ni la utilización de doctrinas de eliminación del enemigo interno.

El sentido común difundido sobre el terrorismo estuvo históricamente asociado a perfiles de grupos extremistas religiosos y/o políticos que pueden ir en contra de los intereses del imperialismo occidental, pero jamás se lo atribuye a las injusticias cometidas por los políticos europeos ni yankees.

Los discursos sobre el terrorismo estuvieron vinculados a Al-Qaeda, Sadam Hussain, a Ocalan, hasta el Che Guevara pero no a la OTAN, a Bush, a Thatcher, a Le Pen.

La lógica es ya bien conocida: una vez identificado el causante de la alarma, los flamantes mandatarios antiterroristas pueden emprender su cruzada. En pos de la lucha antiterrorista pueden intervenir gobiernos o pueden fomentar el más terrible odio contra cualquier pensamiento adverso a sus aspiraciones “republicanas”. De esa forma pueden invadir Irak, pueden invadir Afganistán, África, y Latinoamérica. Terrorista es cualquiera que vaya en contra de sus ideas civilizatorias.

En este momento, para el actual presidente de Francia, François Gérard Hollande, el principal enemigo es el grupo Islámico que ha terminado con la vida de “inocentes” caricaturistas. No obstante, éste no demostró la misma preocupación tras del asesinato de militantes kurdas en su propio territorio en Enero del año pasado, ni los políticos europeos demostraron la misma condolencia con la muerte de los 43 estudiantes de México a manos de narcotraficantes.

Los gestos por parte de la diplomacia francesa y europea son un indicio de que el número de víctimas no es el que determina que tan trágico puede ser el suceso, sino que lo determinante es el origen ideológico de las víctimas. Para ellos cotizan más alto los franceses, que los latinoamericanos.

El mundo tiene que saber que los terroristas son los Islámicos, a pesar que el Estado Francés es uno de los mayores propulsores de la OTAN junto a Estados Unidos, cuyos mercenarios sirven también al Estado Islámico/DAESH. ¿Para combatir el terrorismo no habría que empezar por casa?

No. Tanto el Estado Islámico (financiado principalmente por millonarios de Kuwait, Arabia Saudita, y Qatar), como Francia, Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y los países de la UE no están dispuestos a perder la oportunidad de valerse de pretextos religiosos para asegurar su predominio militar y económico en el mundo.

Y en el medio de esta guerra por el capital quedan los pobres, los jóvenes, las facciones religiosas y políticas que confían en que otro orden económico mundial es posible. Quedan los pueblos que luchan por su autodeterminación y no por culturas importadas, basadas en el extractivismo y la explotación humana.

Vale aclarar, que a diferencia del Estado Francés, algunas de las tendencias religiosas que quieren combatir, están a la izquierda de ese Estado hoy cómplice del terrorismo.

Las imágenes de Mahoma

Por otro lado, muy poco se menciona acerca de que el semanario satírico “Charlie Hebdo” fue financiado con fondos secretos de la presidencia de la República durante gobiernos anteriores.

No llama la atención que un medio de comunicación de tal índole, gran difusor de la “Islamofobia” sea considerado baluarte de la “libre expresión” francesa. De lo que se trata no es solamente de burlar a los extremistas del EI, sino a todos los seguidores de Mahoma.

Actualmente no me considero practicante de una religión, pero no me sentiría a gusto si un grupo de dibujantes hiciera chistes sobre la imagen de Cristo. Tampoco me sentiría a gusto si el propio Estado financia esas imágenes o si el mismo está relacionado con un grupo extremista cuya lógica es inhumana.

El Estado Francés es culpable por partida doble.

Mucho menos me sentiría a gusto si el primer mandatario de mi país, quien dicen querer “integrar” a otras religiones, marcha de brazo del antisemita por excelencia de Netanyahu (Primer mandatario de Israel) o con el expresidente francés Sarkozy, implicado en los atentados terroristas en Libia.

Hollande debería pedir perdón como también debió pedirlo el presidente de México Peña Ñieto en su momento.

Tanto los Ayotzinapenses como los dibujantes fueron víctimas del terrorismo del Estado, que a fin de defender su ideología es capaz de cualquier cosa. Hoy somos 43 + 5 +12 + miles.

La excusa del extremismo le viene perfecto a Hollande para expandir más la beligerancia encubierta de pacifismo. No obstante, como demuestran las fotos “no oficiales” de la movilización en Francia, no le será tan fácil contar con el total apoyo de la población, que se concentró muy lejos de la clase política.

Ante la amenaza yihadista, será cuestión de que quienes hoy en Francia no están a favor de ser nuevas víctimas o victimarios de otro tipo de guerra interimperialista, busquen sus formas de resistencia así como lo está haciendo el pueblo mexicano.
Al ver la foto de Hollande donde aparece junto a su staff hipócrita, es imposible no compararla con aquella imagen de 1960 en que Ernesto Che Guevara marchaba junto a Fidel Castro y el pueblo cubano, tras uno de los tantos atentados por parte de Estados Unidos.

che marcha

La gran diferencia es que los revolucionarios marchan del brazo, mientras que los imperialistas solamente se unen cuando la diplomacia lo reclama.

Carcará, vídeo e letra com Chico Buarque

Lá no sertão
É um bicho que avoa que nem avião
É um pássaro malvado
Tem o bico volteado que nem gavião
Carcará
Quando vê roça queimada
Sai voando, cantando,
Carcará
Vai fazer sua caçada
Carcará come inté cobra queimada
Quando chega o tempo da invernada
O sertão não tem mais roça queimada
Carcará mesmo assim num passa fome
Os burrego que nasce na baixada
Carcará
Pega, mata e come
Carcará
Num vai morrer de fome
Carcará
Mais coragem do que home
Carcará
Pega, mata e come
Carcará é malvado, é valentão
É a águia de lá do meu sertão
Os burrego novinho num pode andá
Ele puxa o umbigo inté matá
Carcará
Pega, mata e come
Carcará
Num vai morrer de fome
Carcará
Mais coragem do que home
Carcará

Veja o vídeo