El efecto Francisco

Por Washington Uranga

1 Pope Francis waves to the crowd from the popemobile as he makes his way to the Festival of Families along Benjamin Franklin Parkway in Philadelphia on Sept. 26, 2015. (AP Photo:Pablo Martinez Monsivais,Pool)

2  Pope Francis rides in the popemobile along Independence Mall before delivering a speech outside Independence Hall Saturday, Sept. 26, 2015, in Philadelphia. (AP Photo:Carolyn Kaster)

4 A nun from the Guadalupanas Eucaristicas del Padre Celestial smiles from behind a barricade, Saturday, Sept. 26, 2015, in downtown Philadelphia. (AP Photo:John Minchillo)

Francisco

Francisco visita Filadelfia

El papa Francisco está culminando hoy su visita a Estados Unidos participando de un acto en el marco del Encuentro Mundial de las Familias. Será un encuentro eminentemente religioso después de días muy intensos que tuvieron, tanto en Cuba como en territorio norteamericano, una fuerte marca política. El hecho de que Jorge Bergoglio haya elegido cerrar su periplo con una celebración de tono religioso, que además será la más masiva de todas, también debe leerse como parte de la estrategia del Pontífice. En Filadelfia se dará el más grande “baño de masas” (se esperan más de dos millones de personas) y se referirá a cuestiones claramente “pastorales”. Un doble límite para aquellos que critican su perfil “político” pero al mismo tiempo una nueva manifestación de respaldo popular que lo reafirma en su rol de liderazgo. Un broche de oro para un periplo exitoso que comenzó en Cuba y que culmina en Estados Unidos después de haber pasado en Nueva York por la Asamblea de las Naciones Unidas.

Difícil de descifrar

Para muchos analistas, este Papa se está convirtiendo en una figura indescifrable en términos políticos e ideológicos clásicos. ¿De derecha? ¿De izquierda? ¿Liberal? ¿Marxista? Dependiendo del lugar en que se ubique quien está haciendo el análisis, cada uno, más de uno y todos estos calificativos valen para Francisco. Es más. Si alguien se pone a analizar su historia personal y sus pronunciamientos en la Argentina sobre muchos de los mismos temas que ahora aborda (desde la diversidad sexual hasta su posicionamiento político) seguramente podrá leer contradicciones. Salvo en un punto: la defensa de los pobres que ha sido una constante siempre, antes y ahora. Los admiradores y defensores de Bergoglio sostienen que no hay ni en sus manifestaciones ni en sus prácticas ningún tipo de diferencias o contradicciones. Francisco, para ellos, es un auténtico Bergoglio. Existen otras miradas.

El periodista norteamericano Rush Limbaugh, habitual vocero de la derecha de aquel país, sostuvo sin pelos en la lengua que la exhortación apostólica Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), documento papal difundido en el 2013, es “puro marxismo”. El texto, mucho más “religioso” que la reciente encíclica Laudato si (Alabado sea) sobre la cuestión ambiental, incluía sin embargo una dura crítica al capitalismo salvaje. Stephen Moore, economista de The Heritage Foundation, dijo en Washington que el Papa “se ha mostrado muy escéptico con el capitalismo y el libre mercado y creo que eso es preocupante” y coincidió en que Francisco tiene “claramente tendencias marxistas”. George F. Will escribió en The Washington Post que “con el celo indiscriminado de un converso, (el Papa) abraza ideas impecablemente de moda, demostrablemente falsas y profundamente reaccionarias”. Y remató diciendo que sus propuestas “arruinarían a los pobres en cuyo nombre pretende hablar”.

La izquierda

Parte de la izquierda, sobre todo la de tradición marxista más ortodoxa, sigue recelando de Francisco. No termina de creer en la sinceridad de sus propuestas aunque los temas de agenda y también muchas de las posiciones coincidan con sus propios postulados. Existe casi una cuestión visceral de rechazo a la Iglesia Católica y a su institucionalidad. Y más allá de lo que diga, Bergoglio es el Papa del catolicismo, al que se considera retrógrado, reaccionario y aliado al poder antipopular. Para quienes así lo miran no bastan los “baños de masas” ni el respaldo popular que probablemente se leen como una expresión más de “alienación” religiosa.

Las manifestaciones de entusiasmo frente a las posiciones del Papa expresadas por el presidente Barack Obama y otros voceros norteamericanos operan a favor y en contra, según los casos. John Kerry, el secretario de Estado norteamericano, dice estar “profundamente satisfecho porque las prioridades de política exterior de Estados Unidos y los buenos oficios de la Santa Sede coinciden en muchos temas”. Y no se cansa de agradecerle a Bergoglio, como también lo hace Raúl Castro, la colaboración para el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Bergoglio reedita con Obama y desde otro lugar ideológico, el diálogo y las coincidencias que en los años ochenta unieron a Juan Pablo II y Ronald Reagan, entonces para luchar contra el comunismo.

Frei Betto, un sacerdote católico brasileño identificado con la teología de la liberación y un gran aliado de Cuba y de Fidel Castro, sostiene en cambio que “toda la izquierda latinoamericana que conozco está muy feliz con el papa Francisco” porque “es el primer Papa que tiene claramente una opción con los pobres y que denuncia las causas de las injusticias, no solamente los efectos”.

¿Cómo ubicarlo?

Pero volviendo a lo anterior. ¿Se puede ubicar con sensatez al papa Francisco en algún “casillero” político ideológico? Fortunato Mallimaci, reconocido y prestigioso sociólogo de la religión argentino, dijo en declaraciones a la agencia Paco Urondo, que “un periodista del New York Times me preguntó si el Papa era liberal, conservador o de izquierda. Nada de eso. Es católico, porque es la catolicidad como otra manera de enfrentar esa concepción liberal y la marxista. Acabado hoy ese marxismo la Iglesia retoma su discurso antiliberal, anticapitalista para catolizar”, agregó. Y sostuvo que “el catolicismo no piensa la política alejada de la religión”. Para Eduardo Valdes, embajador argentino ante la Santa Sede, “el Papa no es marxista, ni populista, ni peronista. Es un cristiano en el sentido más profundo y quiere llevar adelante la palabra de Cristo y la conducta de San Francisco de Asís”.

Lo real es que el papa Jorge Bergoglio se ha transformado en una figura política de relevancia internacional que participa activamente de la agenda política, introduce temas en la misma, y fija posiciones desde una perspectiva católica, cristiana, pero también humanista e interreligiosa. Para hacerlo pone el acento en la defensa del hombre y de la vida, y muy especialmente en el cuidado de los pobres, los excluidos, los desplazados de cualquier tipo. El cuidado de las personas y sus derechos, es el punto que conecta todas las preocupaciones. Y su eslogan político son las tres T: techo, tierra y trabajo.

Puede ser prematuro hablar de Francisco como líder mundial. Pero nadie puede negar ya su incidencia. Por méritos propios para leer la coyuntura internacional y, desde allí, interpretar cuál puede ser el aporte de la Iglesia y el suyo personal. Pero además por la importancia que la religión (las grandes religiones) juegan en concierto mundial en el resquicio que dejan las crisis políticas e ideológicas.

En la Iglesia

Dentro de la Iglesia Católica también hay temblores de cambio. Muchos conservadores están “decepcionados”. Probablemente porque a la luz de algunos antecedentes (de los anteriores papas y los de Bergoglio obispo) esperaban otro discurso y mayor cercanía al poder hegemónico. No conciben una Iglesia enfrentada al poder. Lo dicen pero también recelan de lo que llaman “relativismo doctrinal” aludiendo a las aperturas de Francisco ante temas que habían sido tabú para la Iglesia (aborto, diversidad sexual, matrimonio) así el Papa hasta ahora no se haya movido un milímetro de la ortodoxia doctrinal. Lo que ha cambiado es la actitud pastoral poniendo el acento en el acercamiento a las personas concretas, a sus problemas y angustias.

En el aparato de la Iglesia hay quienes se preocupan porque ven llegar aires nuevos que quizá les hagan perder poder. Algunos, incluidos muchos obispos, prefieren no darse por enterados de que algo está cambiando o que cambió ya. Otros, en cambio, señalan que “hasta el momento Bergoglio no hizo nada” argumentando que habrá verdaderos cambios cuando se modifique la forma de gobierno y la estructura de poder todavía vigente y se avance hacia una conducción colegiada. Para ello se necesitan iniciativas muy fuertes de Francisco que, si bien ha dado indicios de caminar hacia allí, todavía están lejos de concretarse. Los “progresistas”, por calificarlos de alguna manera, están satisfechos con la agenda de Francisco y sus pronunciamientos. Confían en que se está produciendo un cambio que, admiten, era inesperado para ellos en el momento en que Bergoglio inició su pontificado. Basta escuchar las lisonjas hacia Francisco de teólogos como Leonardo Boff o Gustavo Gutiérrez.

Se sabe que los contenidos no son separables de las formas. Menos en este tiempo en que la cultura de la comunicación todo lo traduce en símbolos, en gestos, en imágenes. Y Francisco apoya su discurso en una gestualidad de cercanía, de jovialidad, de sencillez y austeridad que repercute muy positivamente en las audiencias en general, católicas o no. A tal punto es así que L’Osservatore Romano, diario oficial del Vaticano, ha comenzado a publicar, por primera vez en la historia de la Iglesia, caricaturas del Papa. Como el hecho de que el Bergoglio hay elegido vivir en una residencia austera este también es un símbolo de una nueva época.

“Jesus was homeless, too”

Pope visits the homeless in DC

sem teto papa

By Inés San Martín

After delivering a historic speech at a joint meeting of Congress in English, Pope Francis went back to his native Spanish to address those with whom he feels more comfortable: the poor. Meeting a group of homeless people, he told them, “Jesus was homeless, too.”

“The Son of God came into this world as a homeless person,” the pontiff said at St. Patrick in the City church in Washington, DC. “The Son of God knew what it was to start life without a roof over his head.”

Francis delivered his remarks in Spanish, with the live translation of Monsignor Mark Miles, an official of the Vatican’s Secretariat of State who interprets for the pontiff when he’s addressing English speakers.

“Good day,” the pope began in Spanish. “You’re going to hear two statements, one in Spanish and one in English.”

“You may ask: Why are we homeless, without a place to live?” Francis told the crowd of 200 that packed the church. “These are questions which all of us might well ask. Why do these, our brothers and sisters, have no place to live? Why are these brothers and sisters of ours homeless?”

True to form, Francis shied away from a lunch on Capitol Hill in favor of blessing the meal being served to homeless men and women at Catholic Charities. The menu? Teriyaki chicken, pasta salad, green beans, and carrots.

The pontiff said there’s no social or moral justification for a lack of housing, but he also had words of hope for those who suffer injustice: “We know that God is suffering with us, experiencing them at our side. He does not abandon us.”

Addressing those who work with the Church in its mission to bring not only spiritual but also material aid to those in need, the pontiff said that “charity is born of the call of a God who continues to knock on our door, the door of all people, to invite us to love, to compassion, to service of one another.”

In a deeply pastoral address after his 50 minutes in Congress, Francis said that Jesus continues to knock on the doors of the faithful. “He doesn’t do this by magic, with special effects, with flashing lights and fireworks,” he said. “Jesus keeps knocking on our door in the faces of our brothers and sisters, in the faces of our neighbors, in the faces of those at our side.”

He also said that in prayer, there are no rich or poor, but only brothers and sisters. So at the end of his remarks, he invited those gathered to share a moment of prayer, with many reciting the Our Father with the pope in Spanish.

Colombia y Venezuela. “Espero una solución por los pobres de ambos lados”

La jefa de la cadena latinoamericana de televisión analiza la tensión, relata la historia de la violencia en Colombia cruzada con la historia de su propia vida y pide una “solución estructural” con una nueva política de fronteras.

patricia villegas

Por Martín Granovsky
Página/12 En Venezuela/ Desde Caracas

Dice la presidenta de Telesur que está satisfecha con las transmisiones a varios idiomas mientras hace la cuenta regresiva porque ya se viene la cobertura de la visita papal a Cuba y los Estados Unidos. Patricia Villegas parece en su casa cuando muestra el juguete nuevo, un estudio circular que permite varias configuraciones y que marcará la superación de otro estudio famoso, que ven desde hace muchos años los televidentes: el que tiene una columna en el medio porque así era el edificio. Pregunta si en la Argentina lo más probable es que haya una o dos vueltas. Por curiosidad política pero también para planear la cobertura, porque el mismo 25 de octubre volverá a votar Guatemala y habrá elecciones en Haití. Cuando al fin se sienta, cerca de un monitor que mirará de reojo varias veces y por el que desfilan noticias de último momento junto con las imágenes del bombardeo contra Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, Patricia Villegas define que ante la complejidad de los problemas elige plantarse “como una persona joven que no tiene todas las respuestas”.

–¿Las respuestas a qué?

–A problemas difíciles. Nací en 1974. Soy joven. Para mí también Hugo Chávez era joven. Y Néstor Kirchner era joven. Probablemente, ya que hablamos de problemas y de respuestas, hoy sea más entendible el proceso de la violencia colombiana. Pero todos los habitantes de Colombia tenemos una huella de violencia en nuestra vida. Yo perdí a mi papá porque mi papá fue una víctima de la violencia y creo que eso marcó lo que soy, lo que creo y el lugar donde me pongo. Cada vez que hablo de coherencia hablo de la posición que uno tiene en la vida, en mi caso marcada por la muerte y por el dolor de crecer sin padre. La mía no es la posición del que tiene sino la del que necesita. Por eso entiendo también qué es necesitar la quincena o no tener para pagar la matrícula. Todo eso tiene que ver con lo que uno es. Claro, no todo el mundo lo procesa de la misma manera.

–¿Por qué terminaste en Venezuela?

–Estudié cine en San Antonio de los Baños y Comunicación en Cali. En un momento estuve entre la academia y trabajar con las comunidades del sur de Colombia. Cuando iba a terminar la carrera me ofrecieron un trabajo en el canal del Estado en Cali. Necesitaba trabajar y empecé a trabajar. Ya tenía la idea de la comunicación como un derecho fundamental. Como me tocó enfrentar realidades duras siempre tuve una idea más colectiva que individual. Cuestionaba, desde mi condición mi mujer, los estereotipos. A fuerza de mi historia personal aprendí a cuestionar el mundo y a tratar de no quedarme de brazos cruzados. Cuando me lo llevo a Simón a Telesur y me pregunta dónde vamos, le digo que a trabajar para cambiar el mundo. Trabajar en una causa más que en un trabajo. Conozco Venezuela pero conozco bien Colombia. Yo no quiero ser publicista de un país, quiero ser relatora. Contarlo.

–¿Cómo es Colombia?

–Conviene saber que detrás de nuestra cordialidad y nuestra facilidad de palabra hay un país hecho añicos. Parte de lo peor que pasó con la guerra es que una buena parte de la sociedad no quiso ni quiere ver la guerra. Hay niños pidiendo pero no los ven. Gente durmiendo en la calle y tampoco la ven. Otros muriéndose de hambre, invisibles. Ese tipo de cosas te pudre. Quiero relatar también eso. Lo mío no es meterme en la escandalera de la guerra. A veces uno construye más quedándose calladito y haciendo. Por ejemplo Telesur hizo mucho por Colombia pero no necesitamos ni que lo reconozca. Lo hicimos porque estábamos convencidos.

–¿Qué hicieron?

–Siempre intentamos hacer un trabajo serio de cobertura del conflicto. Hoy el mundo entero reconoce que hay conflicto y por eso apoya el proceso de paz con las guerrillas. Pero no pasaba lo mismo hace unos años.

–Ahora no están solo el conflicto y la negociación entre el gobierno colombiano y las FARC. También está el conflicto entre Venezuela y Colombia.

–Espero que se resuelva.

–¿De qué manera sería la solución?

–Con medidas estructurales. Con política de frontera de ambos lados. Yo espero una solución por los pobres y los humildes de ambos lados. Es inmoral que se diga que Venezuela no haya apoyado a Colombia. La discusión no puede ser tan torpe y tan cínica, porque no ayuda a la gente. El gobierno venezolano es el que va a ayudar. No es lindo ver a la gente salir con sus cosas en la cabeza. Esperemos que regrese. Tengo un hijo grancolombiano, ¿no?

–¿Se llama Simón por los motivos obvios que uno puede suponer?

–Exactamente. Se llama Simón José. Pero Bolívar no estuvo siempre presente. El niño no tuvo nombre hasta una semana antes de nacer. Se llamaba bebecito. Decíamos: “Vamos a ponerle un nombre que siempre nos una”. Mi esposo quería que se llamara lo que fuese siempre que el segundo nombre fuera José. Yo quería ponerle solo Simón. Pero resulta que Bolívar se llamaba Simón José de la Santísima Trinidad, y entonces no pude decir que no al nombre de José. Perdí por la fuerza de la historia.

–¿El bebé llegó con la Santísima Trinidad?

–No, tanto no. Ni siquiera se me había ocurrido antes tener un hijo. Mi maternidad tiene que ver con la esperanza, con la ilusión, con Venezuela, con Chávez. Amén de haber encontrado la persona indicada, por supuesto.

–¿Cuánto lo trataste a Chávez?

–Mucho menos de lo que mucha gente cree, y mucho más de lo que me imaginé antes. Yo vine a trabajar a Telesur pero detrás de esa decisión había un enorme interés en conocer la Venezuela de Chávez. Desde afuera era muy difícil hacerse una idea real de qué estaba pasando en el país. En ese momento ni se me cruzaron Chávez, la maternidad y Simón.

–O sea que por deseo de saber tu vida cambió.

–Venezuela es algo muy fuerte. Y siempre apoyó el proceso de paz. En la Navidad de 2007 yo no me moví de Caracas. Me pareció que si los venezolanos no estaban teniendo Navidad yo tampoco debería tenerla.

–¿Estás hablando de la Navidad en la que Kirchner viajó a Colombia con Marco Aurélio García a ver si conseguía la liberación de rehenes de las FARC?

–Sí. Ese 24 Chávez se fue a cenar algunas de las hijas de los retenidos por las FARC. Yo misma estaba en Telesur transmitiéndolo. Hablarán de cálculo, pero en Chávez había capacidad de dar. Antes que él nadie no solo en Venezuela sino en Colombia siquiera se tomó un café con esa gente. Nosotros lo vimos. Ese diciembre yo sellé mi amor por Chávez.

A Chávez lo quise mucho, como a un padre. Y lo extraño tanto como a mi padre. Que es mucho. Siempre me acuerdo del día en que se murió.

–Fuiste la que dio la noticia.

–Una casualidad. Su hermano Adán nos daría una entrevista. La iba a hacer yo. Cuando estaba en el hospital me llamaron para pedirme la antena satelital de Telesur. Naturalmente dije que sí. Y minutos después fue el anuncio de la muerte. Por eso fui la única periodista que contó al mundo lo que estaba pasando. Relaté esas primeras horas. Un increíble giro del destino: a una muchacha de Cali que se viene aquí para conocer la Venezuela de Chávez le toca contar que Chávez se murió. Al rato me llamó un sobrino desde Colombia. “Lo siento mucho, tía”, me dijo. Sabía cuánto quería yo a Chávez. Mira, me siento agradecida con la vida de haber podido estar en Venezuela y en Telesur contando lo que hemos podido contar, disfrutando, soñando, sufriendo, enojándonos. Han sido diez años muy intensos para la región y yo siento que estuve en una posición de privilegio en el sentido del cronista. Y sacando adelante uno de los proyectos que más claramente es un producto de esos diez años. Eso es Telesur, que ya no solo existe sino que hace parte del panorama de los medios en el mundo.

–Te gusta ser cronista.

–Como diría mi madre, me gusta echar el cuento.

–Telesur explica y cuenta pero su corazón político no está disimulado. ¿Cómo combinás lo que pensás con la honestidad intelectual del oficio periodístico?

–En el hacer. Todo el tiempo. Tomando decisiones. Cargas con todo eso en una mochila, en un morral. Cada decisión tiene un poco de todo eso pero sin pensarlo mucho. Es un desafío que resuelves con lo que ya llevas a cuestas. Y se forma de muchas cosas: de la experiencia propia, de la formación, de las creencias… Y del lado de quienes te has puesto.

–Ponerse de un lado y hacer periodismo. Supongo que te lo cuestionan.

–Si todo el mundo hace eso… Yo todavía doy el beneficio de la duda para algunos que no saben que lo hacen. En cambio no les doy ningún beneficio a quienes lo hacen y se hacen los que no lo hacen. Pero todo el mundo toma posición. El punto clave es la coherencia.

–¿Con qué visión?

–Uno comparte visiones y muchas veces posiciones políticas, pero no necesariamente es un siamés de aquello en lo que cree. Lo más importante es sentirse cómodo con el trabajo diario.

–¿Qué es la comodidad en ese sentido?

–Algunos creen que lo más cómodo es no pelearse con la realidad. A mí me parece lo contrario. Lo cómodo a mi criterio es pelearse con una parte de lo que pasa. Te pudre buena parte de la realidad. Te confronta. Te hace llorar. La clave es qué tanto haces para contar ese mundo de una manera rigurosa. Por eso hablo de la coherencia. Me refiero a lo que sientes y lo que piensas. En este caso tu trabajo es mucho más que tu trabajo y entonces dejas tu impronta. Cuando tú escribes en Página, tu impronta es personal. Ahí está tu firma. El mío es menos personal.

–Ejercer la presidencia, incluso de Telesur, también permite dejar la impronta. ¿Cómo?

–En un sitio como Telesur es difícil ser dictatorial. Invitas, seduces, conduces, cuestionas… Incluso provocas miradas hacia determinadas cuestiones.

–¿La dinámica de la tele hace que sea difícil ser dictatorial o que sea difícil no serlo?

–Ja ja, es difícil no serlo en decisiones de ya para ya. Por eso es importante haber tenido consensos antes. Por que a nadie le gusta la dictadura y está bien que no le guste. Menos en procesos como los nuestros. Cuando estás en instituciones que trabajan por un lucro o por vender publicidad es otra cosa. No estoy criticando, ¿eh? Ni a esas instituciones ni a quienes trabajan en ellas. Solo estoy haciendo una descripción. Aquí tienes trabajando a los rebeldes, a los que no quisieron seguir el molde. Nadie se lo quiere calar. Además se lo merece la gente que ha sido rebelde. Se merece ser respetada en lo que piensa. Aquí tenemos diversidad.

–¿Cuándo se sintetiza esa diversidad?

–Con la fuerza de los hechos. La realidad ayuda. La realidad del trabajo, digo. No estamos haciendo un documental al año sino un documental cada hora. Ese es el imperio que nos marca el ritmo sobre qué tanto puede durar una discusión.

–¿Las discusiones son sobre el oficio o sobre política?

–Sobre todo. Pasa una cosa interesante y agradable. Aquí trabajan personas de distintas nacionalidades, con una historia particular. Eso hace que fácilmente yo sepa que en Colombia parar un auto en la ruta para que te lleve…

–En argentino, hacer dedo.

–En Colombia es pedir la cola y en Cuba botella. Discutir es maravilloso entre tanta gente diferente. Pero las discusiones no son muy largas porque hay una emisión cada hora.

–Discuten cortito.

–Gracias a gente que viene de distintos lugares y de distintas posiciones ideológicas. Pensar que estamos de acuerdo con todo en todos los temas es absurdo. Hay matices y colores sobre todo ante fenómenos complejos como los que vemos hoy en el mundo. Claro, en otros momentos no hubo dudas.

–¿Por ejemplo?

–El golpe de Estado a Zelaya, el presidente de Honduras, en 2009. Nos comprometimos desde el primer minuto y transmitimos todo. Todo.

–Fue el gran hecho de instalación internacional de Telesur.

–Sí, tuvo mucho impacto. Obviamente tampoco hubo debate interno sobre qué hacer ante el intento de golpe contra Rafael Correa. Libia sí fue un desafío.

–¿El ataque norteamericano a Khadafi? ¿Cuál fue el desafío?

–Desentrañar en ese mismo momento qué había detrás. Muchos de los académicos que entrevistábamos, gente progresista incluso, relativizaba la gravedad de lo que ocurría.

–¿El dilema era cómo cubrir sin centrarte en Khadafi?

–Así dicho es fácil. ¿Cómo deskadafizas en ese mismo momento cuando sabes que lo que vendrá es peor?

–¿Y cómo sabían que vendría la desarticulación de Libia, o que vendrían más muertes?

–Lo nuestro es sencillo. Aquí tenemos imágenes. Imágenes reales. Muchas imágenes. Todos en Telesur veíamos las mismas imágenes. Prefiguraban el futuro. Y el tiempo nos dio la razón.

–¿Qué otro ejemplo de fenómeno complejo enfrentaron?

–Tomemos uno a mano: Centroamérica hoy mismo. A primera vista muchos podríamos aplaudir que haya un presidente acusado por corrupción y que hoy esté en la cárcel.

–Otto Pérez Molina, Guatemala.

–Claro, de eso estoy hablando. Pero el hecho central, ¿es un presidente en la cárcel por corrupción? ¿Sabemos bien cuál es el papel actual de la Cicig, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala? Detrás de la Cicig están los Estados Unidos y Europa, y yo no saco conclusiones rápidas pero tampoco dejo de preguntarme dos, tres, cuatro, cinco o seis veces qué hay detrás de cada cosa. Bien: en Telesur muchos creen que estamos ante una primavera centroamericana. Yo personalmente no creo que sea eso lo que está pasando. El tiempo lo dirá. Y por suerte ahí estaremos para registrarlo.

DOCUMENTO DE SANTA CRUZ. Tierra, trabajo y techo son derechos sagrados por los procesos de cambio desde los excluidos

Mensaje contracorriente del Papa Francisco durante II Encuentro Mundial de Movimientos Sociales y Populares

papa evo 2

por Cristiano Morsolin

El presidente Evo Morales advirtió el jueves, en el cierre del II Encuentro Mundial de los Movimientos Sociales y Populares, que se realizó en Santa Cruz, que mientras exista el capitalismo en el mundo, la lucha de las organizaciones sociales “va a seguir” porque, a su juicio, un discurso no es suficiente para garantizar la liberación democrática de los pueblos.
El Primer Mandatario que recibió junto al papa Francisco el “Documento de Santa Cruz”, afirmó que la lucha por la liberación democrática necesita del “acompañamiento” de una liberación económica, para que perdure en el tiempo.

Los 1.500 delegados de movimientos sociales de todo el mundo han subrayado que “Las organizaciones sociales reunidas en el Segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, durante los días 7, 8 y 9 de julio de 2015, coincidimos con el Papa Francisco en que la problemática social y ambiental emergen como dos caras de la misma moneda. Un sistema que no puede brindar tierra, techo y trabajo para todos, que socava la paz entre las personas y amenaza la propia subsistencia de la Madre Tierra, no puede seguir rigiendo el destino del planeta.

Debemos superar un modelo social, político, económico y cultural donde el mercado y el dinero se han convertido en el eje regulador de las relaciones humanas en todos los niveles.

Nuestro grito, el de los más postergados y marginados, obliga a que los poderosos comprendan que así, no se puede seguir. Los pobres del mundo se han levantado contra la exclusión social que sufren día a día (1).

El primer indígena Presidente Evo Morales, respondió que “El pecado que tienen el ser humano es el capitalismo, mientras exista el capitalismo y el imperialismo, la lucha va a seguir, por más que hayan presidentes o dirigentes en todo el mundo. El pueblo vive de salario y del movimiento económico, un discurso no es suficiente para garantizar la liberación democrática, a una liberación política hay que acompañar con una liberación económica”.

A su juicio, en la actualidad existe una suerte de “anarquía financiera” que intenta invadir algunos países del mundo, con el objetivo de potenciar el capitalismo y el imperialismo.

“Frente a las agresiones políticas y militares, las invasiones, frente a eso tenemos la obligación de (pensar) cómo seguir fortaleciendo nuestras fuerzas sociales”, fundamentó. El Presidente boliviano dijo que para garantizar una revolución democrática, hay que adoptar medidas económicas que garanticen la seguridad financiera de la gente, porque “el pueblo vive del salario”. “Por encima de cualquier norma están las necesidades sociales, el pueblo no puede estar sometido a las normas”, consideró. Ratificó que para evitar las invasiones del capitalismo, es necesario concretar una profunda reforma a las Naciones Unidas para eliminar el Consejo de Seguridad, que sólo justifica intervenciones a los países. “En Bolivia intenta el imperio recoger algún dirigente y tratar de dividirnos, para dominarnos políticamente y robarnos económicamente”, advirtió (2).

En varias partes de su discurso, el Presidente fue ovacionado por la concurrencia. Morales habló por casi media hora en la que el Pontífice lo escuchó con atención desde la testera. Antes de criticar al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, el presidente Morales mostró las claves para liberarse de los organismos financieros internacionales, que más que beneficios, traen daños a los países con sus rentas usureras. “Resumo nuestro modelo económico, social y político: refundación, nacionalización y redistribución de la riqueza”, dijo.

Destacó el aporte del vicepresidente Álvaro García Linera, a quien llamó intelectual sin miedo, comprometido con las causas sociales, y recordó que a su lado, cuando ganaron las primeras elecciones, decidieron hacer su propio programa de Gobierno para beneficiar al pueblo.

Recordó que en el pasado el Movimiento Al Socialismo MAS decidió pasar de la lucha sindical a la lucha electoral y refrendó que los resultados están a la vista; por cuanto, en el tema económico, “gracias a la nacionalización de los recursos naturales, como el gas por ejemplo, la renta petrolera paso de 300 a 6.000 millones de dólares”.

Al final, el Mandatario se dio tiempo para hablar de la crisis económica en la que está sumida Grecia. “El Fondo Monetario está haciendo daño, escuché sobre Grecia, quieren más deuda para pagar deuda, no para la solución de la crisis. Tenemos obligación de defender a ese pueblo, es el inicio de una rebelión en Europa”, dijo Morales y reiteró la importancia de proteger al pueblo griego de los organismos financieros.

El futuro está en manos de los pobres

Fue su discurso más fuerte, más reformista. El más extenso y autocrítico. El papa Francisco llegó a la clausura del II Encuentro Mundial de Movimientos Populares (3).

Agradeció a los representantes de los movimientos populares por haberse reunido con él en Roma; les dijo que desde entonces los tiene en su corazón y sus oraciones, alabó el que se reunieran para debatir “mejores formas para superar las injusticias de los excluidos del mundo” y dio gracias al presidente Evo Morales por “respaldar decididamente este encuentro”.

De ahí en más, en casi una hora de discurso, respaldó las demandas del Encuentro: Tierra, techo y territorio (las tres T, como él las denominó). “Son derechos sagrados y vale la pena luchar por ellos (…), que el clamor de los excluidos se escuche en toda América Latina y en toda la Tierra”, dijo.

Y cuestionó: “¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad? (…) ¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando el suelo, el agua, el aire y todos los seres de la creación están bajo permanente amenaza? (…) Entonces, digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio”.

“Sembradores de cambio”

Tales fueron, en adelante, los ejes de la disertación de Francisco: la necesidad de un cambio, de una transformación y la vinculación de este cambio a la protección de la Madre Tierra, de la Hermana Naturaleza, como él la llama.

Siempre coherente con el pensamiento expresado en la encíclica Laudato Si -a la que se refirió varias veces-, el Sumo Pontífice dijo que ya no es sostenible un mundo donde la premisa sea la ganancia a cualquier costo. “Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra, como decía San Francisco”.

El Papa llamó a estos “poetas sociales” y “sembradores de cambio” –como se refirió a los movimientos y organizaciones sociales del mundo- a encontrar respuestas globales a los problemas locales, a ir contra la globalización de la exclusión y de la indiferencia, en busca de una “globalización de la esperanza” y a asumir que el cambio que se debe perseguir nace desde el corazón y que no es un cambio “con dueños”. Por eso, dijo, “me gustó cuando escuché aquello del ‘proceso de cambio’”.

Pero le dio apellido a ese cambio, al llamarlo “positivo”. “Es el cambio concebido no como algo que un día llegará porque se impuso tal o cual opción política o porque se instauró tal o cual estructura social. Sabemos dolorosamente que un cambio de estructuras que no viene acompañado de una sincera conversión de las actitudes y del corazón termina a la larga o a la corta por burocratizarse, corromperse y sucumbir. Por eso me gusta tanto la imagen del proceso, donde la pasión por sembrar, por regar serenamente lo que otros verán florecer, reemplaza la ansiedad por ocupar todos los espacios de poder disponibles y ver resultados inmediatos. Cada uno de nosotros no es más que parte de un todo complejo y diverso interactuando en el tiempo: pueblos que luchan por una significación, por un destino, por vivir con dignidad, por ‘vivir bien’”. argumentó.

“El futuro del mundo está en manos de los pobres, de los pueblos”, remarcó.

El cambio es fundamental, pero ¿cómo se alcanza esa trascendental transformación? Francisco eludió dar una receta, pero dijo que hay tres tareas pendientes.

La primera es poner la economía al servicio de los pueblos, lo cual quiere decir que se debe defenestrar una globalización que descarta a las personas porque no responden a los parámetros mercantilistas.

La segunda tarea consiste en unir a los pueblos en el camino de la paz y la justicia, lo cual equivale a que las colectividades sean artífices de su propio destino.

Finalmente, la tercera tarea, que según el Papa es la más importante, estriba en defender a la Madre Tierra, la casa común que hoy es saqueada y devastada por la globalización fundamentada en el dinero.

En su emotivo discurso, el Papa también pidió perdón a los pueblos indígenas por los graves pecados de la Iglesia contra los pueblos originarios. “Quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan Pablo II: pido humildemente perdón no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.

Un fantasma recorre América

El argentino Luis Bruschtein (4) considera que el discurso del papa Francisco ante los movimientos sociales reunidos en Santa Cruz de la Sierra tuvo una resonancia inédita y hasta cierta connotación surrealista por lo disruptiva. Un papa católico, junto a Evo Morales y líderes obreros y campesinos en un pequeño y expoliado país de América latina. Más allá del origen latinoamericano de ese papa, la elección de la escena y las palabras que se volcaron implican una decisión política que tiene profundas implicancias en el escenario internacional. Es un papa que ha optado por un papel terrenal, al igual que Juan Pablo II, pero en un registro político muy diferente.

“Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos.” Parece la apropiación de una frase proveniente de otra cultura política. El Papa la formula rodeado de obispos latinoamericanos que fueron designados por sus antecesores y que en buena medida han expresado todo lo contrario. Ese cuerpo de obispos no tiene la misma gimnasia y, seguramente, varios de ellos se sentirán incómodos.

Palabras como “colonialismo” o conceptos como “Patria Grande” formulados en ese contexto ubican al Vaticano en un registro histórico diferente, porque hasta hace unos pocos años, la idea de colonialismo estaba asociada a la Iglesia Católica, también parte de la estructura de poder de señores feudales en épocas coloniales y de terratenientes y oligarquías en las posteriores. La Iglesia formó parte institucional y simbólica de la estructura de poder de las clases dominantes latinoamericanas, con excepción de algunos obispos, muchos de los cuales fueron expulsados, durante los dos papados anteriores al de Francisco, por haber dicho la mitad de lo que dijo ayer el Papa en Bolivia.

(… ) La mayoría de los obispos latinoamericanos, sobre todo los episcopados de cada país, no está en sintonía con esos contenidos. Representan un factor a veces tan conservador o reaccionario como los que critica el Papa. En los países latinoamericanos donde hay procesos populares con discursos en consonancia con el papal, varios episcopados se han convertido en una parte de la oposición junto a los medios concentrados de comunicación. Hubo momentos que en Argentina, bajo la conducción del mismo Bergoglio, también funcionó de esa manera. El discurso del papa Francisco de ayer, que marcará un hito en la Iglesia Católica, no aparece en línea con esos antecedentes. Si ese fuerte contenido baja hacia la línea de obispos, la gran maquinaria simbólica y concreta de la Iglesia habría producido un giro trascendental con una profunda proyección en el escenario mundial.

Balance del II encuentro mundial

Para interpretar la complejidad del significado profundo del II Encuentro Mundial de los Movimientos Sociales y Populares, vale la pena mencionar el análisis de Manuel Martínez.

“El II Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) que se desarrolló en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia entre el martes 7 y el jueves 9 fue de una gran importancia para las organizaciones del continente y del mundo por varios motivos.

En primer lugar, la destacable articulación entre corrientes del movimiento popular latinoamericano que permitió la realización de este encuentro mundial. El EMMP fue convocado por la Central Obrera Boliviana (COB) y por la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam), pero además se le planteó la organización a Vía Campesina de Brasil y a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) de Argentina. Ya desde esa base tiene una característica única. Es un encuentro de organizaciones, movimientos sociales, organizaciones sindicales y populares de nuestros países que además es abierto a otros países del mundo

El EMMP debatió durante tres días problemas fundamentales que nos son comunes. Problemas que tienen que ver con nuestras perspectivas de integración y reivindicaciones que son compartidas como los tres ejes de la convocatoria: Techo, Tierra y Trabajo.

Para destacar también es la participación de movimientos sociales y populares en países donde no hay en este momento una política de transformación sino más bien una conservadora. En ese sentido la presencia de organizaciones de Perú o de Chile por ejemplo, tiene una importancia trascendental. Estos son países que están en la bloque de la Alianza del Pacífico y que, de una u otra manera, sus gobiernos polarizan o tienen una tensión con Venezuela, Ecuador, Bolivia o incluso Argentina.

Las conclusiones del EMMP fueron entregadas al presidente de Bolivia, Evo Morales, y también al Papa Francisco en el cierre.

En ellas se enuncia el problema del acceso a la tierra y el rechazo al despojo de las comunidades originarias como una cuestión fundamental. También se incluye el combate al trabajo precario -lo que es muy conocido para la delegación argentina, que ha tenido una representación muy importante a través de compañeros y compañeras de la CTEP y del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE)- y la lucha por derechos laborales. Y cuestiones como el acceso a la vivienda digna. Es decir, son planteamientos generales que están en la base de la articulación internacional de estos movimientos sociales.

Además, hubo confluencias importantes no sólo en las cuestiones vinculadas a las luchas sectoriales, sino en términos políticos generales. El documento de síntesis plantea, sumando a lo ya mencionado, el “impulso y la profundización de los procesos de cambio social”, la “armonía con la Madre Tierra”, la lucha contra la discriminación y por la paz entre los pueblos, la “promoción de la libertad de expresión” y el desarrollo de medios alternativos, comunitarios y populares, “poner la ciencia y la tecnología al servicio de los pueblos” y el rechazo al consumismo.

Entre Francisco y los movimientos populares seguramente hay una convergencia en estos temas y su presencia es un hecho sobre el que hay que resaltar varias cuestiones.

(…) No es correcto afirmar que ni la Iglesia Católica ni el Papa tengan posiciones de izquierda. Pero sí que tienen una sensibilidad diferente que le permiten efectivamente acompañar los cambios y la realidad de estos cambios teniendo al mismo tiempo la política, el proyecto de recuperar a los fieles cristianos que, desde los años 70 hasta ahora, han descendido bastante en estas tierras.

Para el gobierno de Evo Morales -y los del resto de la región- sin duda esto representa una contradicción. La Iglesia fue parte fundamental de la invasión europea a nuestros pueblos. Aún con las disculpas que ofreció Francisco ante los movimientos populares, la Iglesia durante la conquista justificó todo lo que se hizo en esta región del mundo con las armas, con el saqueo.

Eso no significa que en este siglo XXI esa misma Iglesia no tenga la posibilidad de una reubicación que le signifique un discurso y un posicionamiento completamente distintos al que ha tenido durante siglos. Eso es lo que estamos experimentando.

También vale aclarar que las posiciones de Francisco no expresan, como algunos suponen o analizan, una expresión de la Teología de la Liberación. La Teología de la Liberación fue un movimiento eclesiástico que surgió desde abajo empalmando con la radicalización política de los ’60 y ’70. Surge contrarrestando la política de la jerarquía eclesiástica.

En este caso es diferente. Es la propia jerarquía eclesiástica, a través de su máximo representante que es el Papa -o más bien, es el Papa, a secas- el que promueve una política de diálogo e integración de los pueblos y acercamiento hacia lo popular y los movimientos sociales. Es otro momento histórico diferente y una posición diferente la que tiene hoy la Iglesia.

En esta política que busca una relación con los movimientos y no los confronta directamente, las tensiones van a seguir planteadas, siempre.

En el caso concreto de los movimientos sociales, de las reivindicaciones de la economía popular, de los campesinos sin tierra, etc., el asunto es hasta fácil”, concluye Manuel Martínez (5).

Conclusión

Estoy escribiendo un libro para profundizar los puntos de coincidencia entre la Doctrina Social de la Iglesia, el mensaje global de Papa Francisco y las políticas de los Gobiernos de Ecuador y Bolivia después de la visita del Sumo Pontífice.

Queda mucho por analizar. Ahora concluyo este artículo con las palabras del Presidente Evo Morales durante la ceremonia del miércoles 8 de julio.

“Hermano papa Francisco te recibimos con los brazos y el corazón abiertos, al papa de los pobres a quien se identifica con San Francisco de Asís, que renunció a los bienes materiales consecuentemente con uno de los postulados fundamentales del cristianismo, que es la lucha a favor de los pobres al igual que nuestro proceso de cambio que trabaja por los más necesitados, porque quien traiciona a un pobre, traiciona a Cristo, al papa Francisco”, enfatizó la autoridad nacional.

Asimismo, Morales destacó los puntos coincidentes entre el cristianismo y los principios de la revolución social, como la unidad, el espíritu de sacrificio, el amor al prójimo, la condena a la mentira, al robo, al egoísmo y “las ideas de la justicia social que se consagran a favor de los humildes, de los pobres, a combatir los abusos, a combatir la humillación del ser humano”, agregó.

“Usted llega a una tierra de paz que busca justicia, bienvenido a una parte de la patria grande. El pueblo boliviano le recibe como el máximo representante de la iglesia católica que viene a apoyar la liberación de nuestros pueblos”, aseguró Evo Morales (6).

El mismo Papa Francisco ayer ha subrayado que “No esperen del Papa y de la Iglesia una receta porqué no tiene el monopolio de la interpretación social, ni soluciones a los problemas contemporáneos de la humanidad. La historia la construye ustedes, los movimientos sociales aquí reunidos, en el camino de los pueblos”.

Soy muy de acuerdo con el Papa Francisco cuando invita a “Ver la Iglesia con las puertas abiertas a todos Ustedes movimientos sociales, que se involucre, acompañe y logre sistematizar en cada diócesis, en cada Comisión de Justicia y Paz, una colaboración real, permanente y comprometida con los movimientos populares. Los invito a todos, Obispos, sacerdotes y laicos, junto a las organizaciones sociales de las periferias urbanas y rurales, a profundizar ese encuentro.”

Es muy contundente el desafío político y cristiano de los movimientos populares en clave contra-hegemónica que rescata el representante del Vaticano, Cardinal Turkson, afirmando que “Los pobres, los campesinos, los pueblos indígenas tienen sus propias formas de hacer política (organización comunitaria), desarrollar la economía (economía popular) y cuidar el ambiente (ecología popular). Son formas distintas a la hegemónica, y a veces no se comprenden con los parámetros de la racionalidad occidental. Hay que respetarlas e institucionalizarlas. La Iglesia reconoce, valora y promueve esas expresiones populares” (7).

Notas

1 – http://movimientospopulares.org/sale-la-carta-de-santa-cruz/

2 – http://www.cambio.bo/?q=morales-mientras-exista-el-capitalismo-la-lucha-va-seguir

3 – http://www.paginasiete.bo/sociedad/2015/7/10/futuro-esta-manos-pobres-62743.html

4 – http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-276809-2015-07-10.html

5 – http://notas.org.ar/2015/07/10/tierra-techo-trabajo-movimientos-populares-papa-francisco-bolivia/

6 – http://www.vicepresidencia.gob.bo/Papa-Francisco-La-opcion

7 – http://www.alainet.org/es/articulo/170974

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El mensaje del papa en Suramérica

Marco A. Gandásegui h.
ALAI

Miguel Villalba Snchez (Elchicotriste)

Miguel Villalba Snchez (Elchicotriste)

Con motivo del viaje a América Latina del papa Francisco, los pueblos de la región tienen esperanzas que el líder de la Iglesia católica apoye las demandas y movilizaciones de su juventud, mujeres y etnias reprimidas y discriminadas. Es muy significativo que el papa Francisco incluyera en su gira a países como Bolivia y Ecuador, cuyos pueblos están en una lucha abierta contra las oligarquías locales y las potencias imperialistas de Norte América y Europa.

Como jefe de Estado del Vaticano, el papa de la Iglesia católica no tiene poder de convocatoria. Sólo tiene mando sobre un grupo de burócratas que conforman la Curia. En cambio, como líder espiritual de más de mil millones de personas en el mundo entero concentra en su persona un enorme atractivo. Cerca de 400 millones de católicos residen en América Latina.

El reconocimiento del papa Francisco de las luchas populares en Ecuador es un primer indicador de apoyo a ese pueblo. Ecuador hace enormes avances en su política social. Especialmente, con los pueblos indígenas reprimidos y discriminados durante siglos. El papa le está dando a la revolución Ciudadana un espaldarazo. Al mismo tiempo, está rechazando los intentos desestabilizadores de la oligarquía y de Washington.

El papa no viene a la región con un plan político pre-establecido. Aún es muy prematuro hablar de la constitución de nuevos bloques. El mundo está muy dividido y estamos presenciando como la lucha por la hegemonía se agudiza. En el caso de América latina, hay fuertes divisiones. Aún hay países dominados por oligarquías locales que utilizan su fuerza ideológica y/o armada para reprimir sus pueblos. Esta división es, a su vez, abanicada por EEUU.

Otra escala del papa es Bolivia que vive cambios profundos. También tiene aspiraciones a tener una salida al mar. Tiene a toda la comunidad internacional a su favor. El hecho que el papa incluyera a Bolivia en su primera visita a la región es muy significativo. Chile, a su vez, ha sostenido un discurso equivocado por casi un siglo en torno a su diferendo con Bolivia.

Sin duda, el papa Francisco ha manejado con mucha habilidad su discurso en torno a los puntos más sobresalientes en la agenda mundial y regional. Con relación a su encíclica, en defensa del ambiente, ha identificado los responsables del panorama desastroso en que se presenta el futuro de la humanidad. Somos una especie en peligro de extinción. El papa reitera la necesidad de poner fin a las políticas del ‘capitalismo salvaje’ y las acciones de despojo sistemáticos que los sectores dominantes desarrollan a escala global.

El papa visita al pueblo de Paraguay, no a su presidente de turno. Quiere darle fuerza a su gente en su lucha histórica por reconstruir un país digno y soberano. Es un rechazo por parte del papa a la creciente militarización y empobrecimiento de lo que fue un ejemplo de desarrollo para toda la región.

Hay una clara diferencia entre un cardenal en el marco de la política local y un papa que tiene que hablar a nombre de una Iglesia que reclama más de mil millones de adherentes. La presidente de Argentina, Cristina Fernández, no ha cambiado su política populista resultado de la correlación de fuerzas sociales en su país. Su preocupación principal es que su partido gane las próximas elecciones. Bergoglio está muy lejos de esa lucha electoral entre los sectores dominantes argentinos. Sin duda, tendrá sus preferencias. Sin embargo, ya no es el cardenal ni el arzobispo de Buenos Aires.

La figura del papa – u Obispo de Roma – perdió mucha influencia política en el siglo XX. En la medida en que adopta políticas más cercanas a los sectores populares puede recuperar esos espacios perdidos. Algo de eso le permitió a Juan XXIII rescatar el perfil de una Iglesia católica derrotada hace medio siglo. En la otra dirección, el papa Juan Pablo II encabezó una cruzada anticomunista que le permitió consolidar una alianza con los sectores más poderosos del mundo financiero. Ahora, Francisco se enfrenta a los retos del siglo XXI con decisión y bastante originalidad. La cuestión sobre el capitalismo salvaje, la destrucción de la naturaleza, la creciente pobreza y las guerras son temas que a todos preocupa. Francisco ha logrado tocar fibras que trascienden los templos y llegan a los hogares, a los centros de trabajo y a las escuelas en el mundo entero.

Democracia Ateniense vs. Deuses Neoliberais

Pepe Escobar/ SputnikNews

Eneko

Eneko

O primeiro-ministro Alexis Tsipras dá ao povo grego a oportunidade para decidir o próprio destino via um referendum democrático. É o que basta para pôr atroika – Banco Central Europeu (BCE), Comissão Europeia (CE) e o Fundo Monetário Internacional (FMI) – em surto de fúria. Adiante, resumidamente, tudo que se precisa saber sobre o “sonho” de UE.

Tsipras, claro, está certo; teve de convocar um referendumporque a troika dera “um ultimatum à democracia grega e ao povo grego”. De fato, “ultimatum que contraria os princípios fundadores e os valores da Europa”.

Mas por quê? Porque a aparentemente tão sofisticada rede político-econômica das “instituições” europeias – o CE, o Eurogrupo, o BCE – teve de enfrentar uma séria decisão política; e essencialmente por causa da sua sórdida mistura de ganância e incompetência, não conseguiram tomar nenhuma decisão política. Agora, afinal, os cidadãos da UE começam a poder ver com mais clareza quem são os inimigos deles: as tais “instituições” nada transparentes que, supostamente, os representam.

Os – até aqui – 240 bilhões de euros do resgate da Grécia (que mostrou a Grécia sendo usada como lavanderia do dinheiro dos ‘resgates’ de bancos franceses e alemães) já fizeram a economia nacional encolher mais de 25%; o desemprego é gigante; e miséria cresce a níveis sem precedentes. E para as “instituições” da UE – plus o FMI – jamais houve qualquer Plano B; foi sempre à moda do euro-arrocho – uma espécie de Choque e Pavor econômico – ou caiam fora (e mergulhem no desespero). O pretexto sempre foi “salvar o euro”. E o que torna tudo mais absurdo é que a Alemanha não dá importância alguma a se a Grécia quebra, e se a saída da Grécia da Eurozona (“Grexit”) é inevitável.

E ainda que a UE opere, na prática como um monstrengo simulado e reacionário, o que mais intriga é ver intelectuais até aqui respeitáveis, como Jurgen Habermas, a denunciar o Syriza como partido “nacionalista” e elogiando o ex-e-eterno office-boy de Goldman Sachs e hoje presidente do BCE, Mario Draghi.

À espera de Diógenes

O Referendum de 5 de julho vai muito além de os gregos responderem se aceitam ou rejeitam mais gigantescos aumentos de impostos e cortes em aposentadorias (que afetam pessoas que já vivem abaixo da linha oficial de pobreza); é o sine qua non que a troika tenta impor – qualificado como “medidas bárbaras” por vários ministros gregos – para desbloquear mais um resgate.

Pode-se argumentar que dia 5 de julho outro referendo, mais pertinente, estará respondendo à seguinte pergunta: “Qual é a linha vermelha para que a Grécia mantenha-se na Eurozona?”

O primeiro-ministro Tsipras e o ministro das Finanças Varoufakis derrubaram os rumores de que aceitariam qualquer humilhação para permanecer na Eurozona. Só serviu para radicalizar ainda mais a elite político-econômica alemã – da Dama de Ferro Merkel ao ministro das Finanças Schauble. O “segredo” mal escondido deles é que agora eles querem a Grécia fora do euro.

E isso está levando não poucos gregos – dos que ainda acreditavam nos benefícios de uma casa financeira comum de todos – a aos poucos começarem a aceitar uma Grexit. E de cabeça erguida.

O Banco Central Europeu ainda não detonou a bomba atômica – de esmagar todo o setor bancário grego. Mas de fato, com o encerramento do processo de Assistência de Emergência à Liquidez (orig. Emergency Liquidity Assistance, ELA) no fim de semana passado, o mundo desabará se milhões de gregos decidirem sacar seu dinheiro na abertura dos bancos, antes do referendum.

O Banco da Grécia, “como membro do sistema-euro”, como se lia num comunicado, “tomará todas as medidas necessárias para garantir estabilidade financeira aos cidadãos gregos nessas difíceis circunstâncias.” Implica limitar fortemente os saques nos bancos – o que garantirá sobrevida à Grécia até o dia do referendum.

Verdade é que ninguém sabe o que acontecerá depois de 5 de julho. A Grexit é possibilidade muito clara. Projetando além disso e colhendo uma folha do “Anel” [dos Nibelungos] de Wagner, também parece claro que as “instituições” do euro, elas mesmas, estão jogando gasolina ao fogo que pode eventualmente consumir a Eurozona – consequência direta do empenho delas para imolar os gregos, como Brunnhilde.

O que a Grécia – berço da civilização ocidental – já mostrou ao mundo deve ser motivo de orgulho para os gregos; nada como um tiro de democracia, para fazer os Deuses do Neoliberalismo perderem as estribeiras.

Fica-se tentado a invocar um Diógenes pós-moderno, o primeiro filósofo homeless, só com sua lanterna, à procura de um homem honesto (em Bruxelas? Berlim? Frankfurt?) e sem jamais encontrar. Mas em vez de ele cruzar com a maior celebridade daquele tempo -Alexandre o Grande -, imaginemos outro encontro, quando nosso Diógenes pós-moderno toma sol numa praça ateniense.

– “Sou Wolfgang Schauble, Senhor da Finança Alemã.”
– “Sou Diógenes, Cínico.”
– “Posso oferecer-lhe tudo que você deseja.”
– “Desejo que caia fora do meu sol. Está fazendo sombra.”